No sabia que había ocurrido exactamente, de pronto todo pareció desaparecer bajo mis pies, un segundo antes yo charlaba animadamente con el guía que me había mandado el periódico a recibirme, y sin embargo ahora estaba atrapada entre el amasijo de hierros en el que se había convertido nuestro coche, que aunque no me pareció muy fiable, nunca creí que se pudiera deformar con tan tanta facilidad…
Casi no oí el estruendo de la bomba al estallar y sin embargo si notaba como el estallido me había dejado completamente sorda. A tientas, porque siempre tuve un nefasto sentido de la vista sin gafas ni oído, traté en vano de incorporarme y de saber que tenia a mi lado… pero solo había trozos de hierro y sangre por doquier…
Poco a poco el sonido lo inundó todo y con él, vinieron los gritos y los llantos que tan profundamente caló en mi cerebro. Hasta entonces no tuve conciencia de que gritaban porque aquel lugar, antes reino del bullicio y la actividad frenética de sus gentes, ahora era caos y destrucción y todos corrían presa del pánico…
Palpé entonces mis gafas y tras ponérmelas comprobé que solo estaban manchadas de sangre, miré a mí alrededor y vi el cuerpo de mi guía destrozado y aplastado. Miré delante, donde las gentes yacían en el suelo, algunos agonizantes, otros definitivamente muertos…
Quise huir del amasijo de hierros que aprisionaban mis piernas, pero todo fue inútil, aparté las gafas de mi rostro y lloré amargamente presa de un nerviosismo que nunca había vivido, y eso que por mi trabajo de corresponsal de guerra en conflictos bélicos, había sabido mantener siempre la calma…
Sin embargo en aquel momento y por primera vez me sentí desesperada…, profundamente sola, perdida en el fin del mundo, metida en el peor sitio para una mujer, a un millón de kilómetros de mi familia y amigos…
Algo golpeó con fuerza el coche y los hierros se clavaron en mis muslos, grité con una fiereza nunca conocida por mi, jamás había experimentado tal dolor, era un dolor como nunca viví, y sin embargo lo que peor llevaba era el temor que sentía en aquellos momentos, miedo a ser capturada, miedo a perderme a mi misma, tanto temor, tanto que jamás, ni en mis mas terribles pesadillas, había imaginado vivir un momento asi … cerré los ojos y respiré entrecortadamente mientras me centraba en lo que mi padre siempre me decía….
-… estoy muy orgulloso de ti… eres una mujer formidable y jamás conocí a nadie con la valentía y la determinación de la que tu has hecho gala…
Valentía…determinación… palabras que repetía en mi cabeza una y otra vez, respiraba hondo y comencé a tirar de una de mis piernas. Aquello dolió nuevamente, pero controlé el dolor y solo salió de mi un gruñido… debía salir de ahí, perseverar hasta escapar, pues sabia que ellos podrían venir a rematarme o algo peor… no seria la primera… Tiré y tiré y con esfuerzo saqué la pierna derecha…otro golpe me hizo entender que unos coches se abrían paso a empujones por la carretera…
Unas botas viejas aparecieron de la nada, posiblemente del Jeep desde el cual había recibido el ultimo empujón, un arma resonó con un chasquido seco y metálico y caminó con determinación hacia mí, cogí entonces mi cámara y comencé a fotografiar sus pies, fotografié el rostro de mi guía muerto, mis piernas heridas, atrapadas aun y nuevamente al hombre que parecía dispuesto a acabar conmigo…
Por un momento tuve la certeza de que moriría y aquello no me hizo llorar, ni si quiera temblar… pues para aquello si había estado preparándome todos aquellos años.
Sabía que podía morir en cualquier momento, pero lo que me aterraba era lo que ellos podrían hacerme si decidían no hacerlo…
Lo que mas temía era la soledad en aquellos momentos, pero había oído tantas cosas y por encima de todo, aquello que tanta desesperación me producía… violación, tortura, humillación… todo aquello me dejaba helada…tanto que mi dedo quedó aferrado al botón de mi cámara y esta continuó fotografiando como aquel hombre se acercaba a mi…
De golpe unos tiros sonaron desde el otro lado de la calle, un Hammer paró en seco y un soldado cayó sobre mi atacante, otros tirotearon el Jeep y en apenas unos minutos acabaron con todos, el forcejeo entre el militar y el guerrillero de al-Qaeda quedó mudo de pronto, el militar apretaba su ajado rifle contra su cuello y con un chasquido perfectamente audible todo terminó…
Con trabajo el militar se incorporó y dejando caer el rifle al suelo anduvo hacia mí, unos segundos y oí su casco caer, mi cámara seguía disparando fotos sin cesar, con un empujón abrió la puerta del conductor y lo vi aparecer…
-Lucía…
Las lágrimas caían por mis mejillas…
-… ¿que haces tú aquí?- dije respirando al fin y levantando el dedo del disparador de la cámara…
-Tu redactor me avisó que venias, fui a buscarte al aeropuerto, pero no llegué a tiempo… y aquí estoy y por lo visto… a tiempo de volver a sacarte de un apuro…- dijo aquel joven de pelo rapado y amplia sonrisa, no entendía como podía sonreír, yo a duras penas podía mantenerme entera y no caer desmayada - espera un momento- corrió hasta mi lado y con un fuerte estruendo abrió mi puerta. Yo emití un grito, mi salvador quedó paralizado un momento y luego se concentró en lo que me apresaba y con apenas un tirón seco apartó parte de lo que me aprisionaba y yo pude sacar mi pierna…
Juan sacó una navaja y cortó los jirones de mi pantalón, dejando al aire la fractura de mi pierna…-Tranquila, te pondrás bien….- me tomó en brazos y me llevó hasta el Hammer con sus compañeros aun vigilantes junto a este…
Me colocó en el asiento y marchó para recoger sus cosas del suelo, en un segundo se hallaba junto a mí en el asiento trasero y con un gesto firme me acurrucó entre sus brazos… yo no quería dejarme caer entre su pecho, pero su calido y firme abrazo me hizo flaquear en mis fuerzas y caí rendida y exhausta, pero a la vez llena de una confianza ciega que me hizo cerrar los ojos y dormir entre sus brazos…
Soñé a pesar de todo y en mis sueños recordé cuando años atrás en Jamaica, aquel apuesto soldado me había ofrecido su mano… y me dijo con una amplia sonrisa en los labios…
-…dame tu mano… confía en mi… ¡¡¡yo te sacaré de aquí¡¡¡…
Dudé un segundo pero algo en su mirada me hizo darme cuenta de que en aquel infierno, aquel seria mi refugio, alguien en quien confiar en aquella horrible pesadilla de balas y destrucción, alguien a quien entregar mi vida…
Aquel solo fue el principio de aquella amistad y así fue como aquel hombre se convirtió en un héroe para mi y en la única persona en la confiaría lo mas preciado para mi… mi libertad…
Nací como humana pero mis sueños me hicieron escribiente... con la pluma entre los dedos, marcaba mis sueños en un papiro fino y roto. Soñaba para escribir, escribía para revivirlos y cuanto más soñaba más escribía y más deseaba cumplir mis sueños. Llegué a adulta y aun ocupaban mi mente, me dejaba llevar a un fantástico mundo donde solo con mi pensamiento era princesa, guerrera, hada o musa…No quiero una vida real si no tengo sueños... nací como humana pero mis sueños me hicieron escribiente…
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jueves, 10 de diciembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
"¡Este jueves, un relato!" Vuela... vuela alto.
Hacia mucho tiempo que esperaba oculto entre las sombras, en parte porque allí era feliz, pero también porque no conocía nada más.
Quería desemperezarse, pero allí no había ni un centímetro más de sitio. Hacia tiempo que venia pensándolo y cuanto más tiempo permanecía allí, más se convencía de que había llegado el momento de salir. Desde su escondite, se veían luces y oía diferentes sonidos, algunos estruendosos, pero otros sublimes, que habían llenado su mente con colores realmente mágicos, colores evocadores, que fácilmente identificó con la felicidad. Tal vez por eso mismo se había auto convencido de que había llegado el momento.
Fuera, en libertad, seria feliz.
Era un día caluroso, y la luz penetraba con todo su fulgor hasta él. No podía verlo con claridad, como nada de allá fuera, sin embargo algo en su interior, algo que le decía que allí estaría bien, algo que nacía desde lo mas profundo de su ser, algo que le hizo saber que aquella mañana seria la ultima en aquel lugar.
En cuanto se decidió se dejó llevar por el instinto para poder encontrar la salida, ya que no sabia donde estaba, ni si quiera recordaba como se había metido allí y no veía a simple vista ningún punto flaco en ese lugar…
Era perfectamente liso y completamente hermético, muchas preguntas surgieron en su mente… ¿como podía haberse llevado tanto tiempo allí sin aire?, ¿de donde obtenía su sustento?... se dio cuenta de que algo ligeramente viscoso le rodeaba y cada segundo que pasaba, mas extraño se sentía, no sabia ni si quiera su nombre y era consciente de que no recordaba nada a parte de su escondite.
Cuanto mas le daba por pensarlo, mas ganas tenia de escapar, se revolvió incomodo y golpeó las paredes con fuerza. Éstas retumbaron, pero se dio cuenta de que era menos duro de lo que había pensado, más delgado, y volvió a golpear con fuerza y con precisión, utilizó esta vez todo su cuerpo para abrirse paso hasta resquebrajar la coraza y le inundó la luz.
Salió al mundo y sintió el aire acariciándole y el sol calentándolo… sintió sumo placer, un bienestar que se apoderó de él por completo. Vió las luces, los colores, diferentes gamas de verdes, dorados, marrones y el azul del cielo, inmenso y liberador… se levantó trabajosamente y dejó que su cuerpo, que ahora descubría húmedo, se secara con el sol y la calida brisa.
Estaba tan sumamente absorto en todo aquello que le hacia sentir tan vivo, que no vio lo que se cernía sobre él. Una sombra inmensa y de llamativos colores tapó el sol. Unos inmensos ojos se acercaron a él y como si de un milagro se tratase reconoció esos ojos, vio toda una herencia, toda una historia, la clase de milenaria sabiduría que nadie pronuncia con palabras, pero que todos llevamos escrito en el alma, todos los que llegan al mundo de la misma forma, pues descubrió que no era el único que había salido al nuevo mundo, todos, detrás de él, con el mismo camino recorrido, eran hermanos y aquellos ojos calidos, que calladamente pero que con cariño los observaba era su familia…
Sin voz, su familia le transmitió lo que le deparaba el futuro y con tan solo una mirada de su madre para guiar su vista al cielo, pudieron observar como su padre volaba hacia el nido, surcando las nubes, tocado por el viento, acariciado por el sol qua hacia relucir sus delicadas plumas doradas, verdes y rojizas y gráciles movimientos que denotaban la libertad de la que algún día el también disfrutaría… volando… volando…
Quería desemperezarse, pero allí no había ni un centímetro más de sitio. Hacia tiempo que venia pensándolo y cuanto más tiempo permanecía allí, más se convencía de que había llegado el momento de salir. Desde su escondite, se veían luces y oía diferentes sonidos, algunos estruendosos, pero otros sublimes, que habían llenado su mente con colores realmente mágicos, colores evocadores, que fácilmente identificó con la felicidad. Tal vez por eso mismo se había auto convencido de que había llegado el momento.
Fuera, en libertad, seria feliz.
Era un día caluroso, y la luz penetraba con todo su fulgor hasta él. No podía verlo con claridad, como nada de allá fuera, sin embargo algo en su interior, algo que le decía que allí estaría bien, algo que nacía desde lo mas profundo de su ser, algo que le hizo saber que aquella mañana seria la ultima en aquel lugar.
En cuanto se decidió se dejó llevar por el instinto para poder encontrar la salida, ya que no sabia donde estaba, ni si quiera recordaba como se había metido allí y no veía a simple vista ningún punto flaco en ese lugar…
Era perfectamente liso y completamente hermético, muchas preguntas surgieron en su mente… ¿como podía haberse llevado tanto tiempo allí sin aire?, ¿de donde obtenía su sustento?... se dio cuenta de que algo ligeramente viscoso le rodeaba y cada segundo que pasaba, mas extraño se sentía, no sabia ni si quiera su nombre y era consciente de que no recordaba nada a parte de su escondite.
Cuanto mas le daba por pensarlo, mas ganas tenia de escapar, se revolvió incomodo y golpeó las paredes con fuerza. Éstas retumbaron, pero se dio cuenta de que era menos duro de lo que había pensado, más delgado, y volvió a golpear con fuerza y con precisión, utilizó esta vez todo su cuerpo para abrirse paso hasta resquebrajar la coraza y le inundó la luz.
Salió al mundo y sintió el aire acariciándole y el sol calentándolo… sintió sumo placer, un bienestar que se apoderó de él por completo. Vió las luces, los colores, diferentes gamas de verdes, dorados, marrones y el azul del cielo, inmenso y liberador… se levantó trabajosamente y dejó que su cuerpo, que ahora descubría húmedo, se secara con el sol y la calida brisa.
Estaba tan sumamente absorto en todo aquello que le hacia sentir tan vivo, que no vio lo que se cernía sobre él. Una sombra inmensa y de llamativos colores tapó el sol. Unos inmensos ojos se acercaron a él y como si de un milagro se tratase reconoció esos ojos, vio toda una herencia, toda una historia, la clase de milenaria sabiduría que nadie pronuncia con palabras, pero que todos llevamos escrito en el alma, todos los que llegan al mundo de la misma forma, pues descubrió que no era el único que había salido al nuevo mundo, todos, detrás de él, con el mismo camino recorrido, eran hermanos y aquellos ojos calidos, que calladamente pero que con cariño los observaba era su familia…
Sin voz, su familia le transmitió lo que le deparaba el futuro y con tan solo una mirada de su madre para guiar su vista al cielo, pudieron observar como su padre volaba hacia el nido, surcando las nubes, tocado por el viento, acariciado por el sol qua hacia relucir sus delicadas plumas doradas, verdes y rojizas y gráciles movimientos que denotaban la libertad de la que algún día el también disfrutaría… volando… volando…
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