sábado, 20 de marzo de 2010

"¡Este jueves, un relato¡" Manada. Lobo...

ELLA.
Dejo que te acerques a mi lentamente, mientras miras con tiento mis movimientos e intentas que los tuyos no me espanten… los dos nos miramos y sabemos que corremos peligro mortal juntos, cada segundo va en aumento nuestra alarma y cada segundo aguantamos uno mas, para poder observarnos largamente… nunca vi a nadie como tú, nunca imaginé una criatura igual… miraba tus ojos y me perdía en ellos tratando de descubrir el secreto que me hacia odiarte, temerte… desear matarte…desearte sin mas… nunca había sentido nada igual… miré a través de mis ojos de humana y con mi alma de vampiresa desvergonzada, solo pude vislumbrar que eras diferente a todos los demás, no eras ningún ser humano ni un inmortal corriente… ¿que eras tú?… ¿que podía esperar de un ser tan enigmático?… la angustia se apoderaba de mi y aunque mi instinto me gritaba y me gruñía con garras y dientes que debía huir de ti, mi corazón sentía curiosidad…
Tú me mirabas desde la lejanía, pero al igual que yo podías ver cada centímetro de mi piel con total precisión y cuando diste un paso hacia mi yo simplemente corrí huyendo de ti… pero deseando que me dieras alcance…

ÉL.
Ese olor lo reconocería en cualquier parte, había olido a muchos como tú, incluso a kilómetros reconocía vuestro aroma que os diferenciaba de otros seres, porque yo, me dedicaba a cazaros…
Pero por un momento algo dio un vuelco dentro de mi… no eras como los demás, mas que una bestia sanguinaria con rabia contenida eras como un animalillo asustado, eso si con piel de porcelana y dientes de diamante, sin embargo ahí estabas tú, no desafiante ni amenazante, mas bien curiosa y hermosa bajo la luz de aquella luna inmensa que asomaba por entre las grandes secuoyas en aquel paraje inhóspito de las montañas rocosas…
Llevaba días siguiendo tu rastro y estaba desconcertado, yo sabia como evitar que me olieras, así que tus actos no fueron fruto de la desesperación o la huida, simplemente eras desconcertante. Durante aquellos días viajaste por arroyos y praderas llenas de flores y bayas, te asomaste a acantilados, incluso te bañaste en el mar, durante días no buscaste ninguna compañía de los tuyos con los que formar una manada, ni si quiera acechaste a los múltiples humanos que se cruzaban en tu camino, simplemente ibas como un cachorro descubriendo el mundo por primera vez… era increíble tratar de descubrir que harías a continuación y en ocasiones pensaba que eras un autentico enigma, ni si quieras parecías una vampiro, ni si quiera creía que hubieras matado alguna vez… a duras penas encontré restos de animales de los que te alimentabas… tu olor no era a muerte, solo a bosque y a algo parecido a las flores secas que muchas chicas guardan entre las hojas de sus libros preferidos y diarios…
Aquel día me sorprendí al comprobar que habías ido a un pequeño pueblo y me acerqué temeroso, alerta pero mas curioso, por tu cambio de actitud… fuiste demasiado rápida y ya habías huido de allí dejando unos harapos en una tienda de ropa, te seguí pero solo te vi al llegar a las montañas, a lo lejos…
A lo lejos ondeaba un vaporoso vestido de color negro con un corpiño que marcaba tu pecho y tu cintura resaltando tu feminidad. Solo eras una sombra para el mundo, tan rápida, tan mortal pero yo, era capaz de ver el brillo de tus ojos que remarcaban el verdor de tu mirada… y esos labios carnosos que mordías y arañabas con tus afilados dientes de diamante…
Tu mirada me sorprendió… tu presencia serena y penetrante… por primera vez vi tu rostro, hermoso, pálido y tremendamente humano, era la primera vez que veía con tanta claridad un atisbo de humanidad en un vampiro…
Corrías alegre y despreocupadamente y de pronto paraste en seco, estabas en lo alto de una montaña prácticamente desértica, sin aquellas grandes secuoyas que dominaban aquel prolifero bosque, te paraste y miraste alrededor… Luego miraste fijamente mi posición, creí que me habías visto, dudé y me escondí entre la maleza… en verdad no estaba seguro. Lo había hecho todo bien, ir en contra del viento y mantenerme los suficientemente lejos como para que una vampira joven como tú, no pudiera si quiera presentirme. Miré alrededor y comprobé que no había más animales ni excursionistas despistados cerca que pudieran atraer tu atención… Me mirabas a mí, durante un momento incluso vi mi reflejo en tu pupila… mirabas a tu alrededor, supongo que para saber si iba con mi manada. Los lobos nunca vamos solos de caza…
Tu respiración comenzó a agitarse y de pronto arrancaste a correr por el bosque, yo corrí tras de ti con mi atronador gruñido rompiendo el silencio de aquella noche de luna llena…. La caza había comenzado….
Notaba el temor golpear tu pequeño pecho y tu respiración rasgar mis oídos, y durante un segundo tus gemidos me parecieron cautivadores. Entonces te ví, justo llegabas a un riachuelo que atravesaba el valle y con dos grandes zancadas podías haberlo atravesado pero en lugar de ello, diste dos pequeños pasos que apenas salpicaron y como un hada posándose en el agua y creando ondas corriste por el río sin salir de él… yo seguí tu camino, el ruido del agua chapotear y romperse a mi furibundo paso, hizo alarmarse multitud de animales y en especial aves que parecían dormitar a las orillas…
Sin embargo cuando miraste atrás, vislumbré una sonrisa que asomó por la comisura de tus labios y me sorprendió al no ver crueldad en tu gesto, solo era una sonrisa picara… entonces comenzaste a zigzaguear y yo corrí tras de ti…
Hice acopio de toda mi fuerza y aumenté la velocidad pero entonces, sorprendentemente tú redujiste la tuya. Los de tu especie erais especialmente rápidos y escurridizos, sin embargo tu parecías trotar despreocupadamente como un caballo jerezano pavoneándose, mostrando su arte y su maestría… sabia que podías ir tan rápido que haberte perdido habría sido lo lógico, por eso íbamos a tanta distancia, jugábamos con la sorpresa para poder cazar… pero tu parecías no conocer las reglas del juego.
Sin embargo lo que yo no sabia, era que tu jugabas a un juego muy distinto al mío…
Tu risa resonó en el bosque y me sorprendí a mi mismo sonriendo a mi vez. Miré a mi alrededor y entonces te vi a través de la maleza y los robustos troncos, corrias casi a la par mía y no apartabas tus ojos verdes de mi mirada penetrante y como guiado por una certeza absoluta reduje aun mas mi paso hasta parar al otro lado del río, te perdí de vista pero entonces, entre la maleza vi aparecer tu exuberante melena y tus ojos de gata… yo caminé lentamente hacia ti y tu diste un paso atrás, el instinto de supervivencia era muy fuerte en los tuyos, yo ni quiera sabia que estaba haciendo…
En ese instante solo podía mirar todos y cada uno de los rasgos de tu rostro y por un momento desee contemplarte como solo un hombre te vería…
Me transformé en apenas unos segundos y quedé desnudo ante ti, tu volviste el rostro lo suficiente para darme tiempo a atravesar el río a nado y aparecer ante ti empapado e indefenso como un simple mortal…
Tenia miles de preguntas que hacerte pero entonces oí tu dulce voz hablarme en forma de susurro…
-¿que eres tú?- dijiste y tu belleza me pareció tan sublime en aquel instante que entendí por que erais tan mortales… una combinación mortal de bellaza y falsa fragilidad que provocabais deseo incluso sin ser conscientes de ello…
Miré tu piel pálida y acerqué el dorso de mi mano morena, tostada además por las largas jornadas corriendo bajo el sol, a tu traslucida mejilla… en ese instante podías haber huido como un animal asustado, pues notaba tu intranquilidad y harto como estaba de cazar a los tuyos, sabia que una simple mirada era un pensamiento de escape, sin embargo tus ojos se perdieron en mi oscura mirada y tu gélido aliento transformó mi curiosidad en deseo…
Especies mortales… enemigos eternos y sin embargo nunca había sentido esto por nadie, ni por las jóvenes de mi manada ni por las chicas que se habían cruzado por mi vida… tú, mi enemiga mortal te habías convertido en lo único que podía matarme… porque nunca habría dejado a nadie más acercarse lo suficiente… hasta meterse bajo mi piel… por un instante creí morir de deseo si no te tocaba, si tu me rechazabas…
Mis labios se posaron en los tuyos y torpemente, como hace una niña, devolviste el beso, aquello me llenó de una pasión que nunca había conocido y como guiado por mi instinto animal devoré tu párvula boca con una violencia que jamás había sentido… y por primera vez, di con una criatura que no solo aceptaba y toleraba mi fuerza animal, sino que me arañaba y me devolvía aquellos gestos de pasión con la misma fuerza hasta rasgar mi piel y dañar mi cuerpo inmortal….
La noche quedó quebrada por gemidos y gruñidos hasta oír aullar a otros lobos en la lejanía… el amanecer llegó y los primeros rayos me despertaron, busqué tu gélido cuerpo pegado a mi ardiente piel, pero no lo hallé… durante un momento temí que no hubieras podido huir del sol, me sorprendí a mi mismo con aquel pensamiento, nunca había deseado el bienestar de un asesino, pero en aquel instante solo podía ver tu dulce sonrisa y tus ojos verdes penetrando en mi alma… recordé haber despertado de madrugada y haberte visto vigilante de mis sueños, los vampiros no dormís nunca y tú simplemente fuiste la guardiana de mi reposo y yo dormí con tu mano entrelazada a la mía y reposando como una bella estatua de mármol sobre mi pecho, respirando al unísono con mi respiración…
Un ruido me volvió a la realidad, quedé en alerta y de entre las ramas vi mi manada aparecer, todos estaban en alerta y al verme solo, volvieron a su estado mortal.
-¿Donde está…?- dijo uno de ellos.
-…no lo sé, la perdí…- dije temeroso de que notaran en mi voz la traición de mi corazón…
-¿Luchasteis…?- preguntó otro.
-Pues claro, tiene su olor por todo el cuerpo y mira que arañazos…- dijo señalando mi espalda- vaya, ha debido ser una lucha bestial… mira como te ha dejado…- dijo tomando mi barbilla y mirando mi labio hinchado.
Yo recordé sus besos y sus mordiscos en mi labio inferior y me estremecí, algo dentro de mí me hizo saber que yo ya era de ella… incluso me imaginé luchando contra mi propia manada por salvarla…
-…tranquilo, ya la encontrarás otro día… ¡vamos¡- dijo transformándose.
Yo lo seguí y mientras corría por aquellos apabullantes bosques, recordaba nuestra noche juntos, recordaba tu mirada y tu piel, tan pegada a la mía, que hasta tomó mi calor como suyo, tornando tu piel brevemente rosada… sabiendo que en cuanto se escondiera el sol yo iría en tu busca y te haría otra vez mía…

5 comentarios:

  1. Aigggg, Igraine, casi una novela entera, pero he seguido al lobo y a la vampira sin perderles el rastro. Seres de la noche, ella y él, similares en su doble personalidad, el deseo lo puede todo, AUUUUUUU, lobito arañado, ayyyyy, vampirita de ojos verdes. Una novela veo en ciernes, una huella de lobo en la hierba, un mechón de pelo en la rama, y ella ¿cómo frenará ahora su sensualidad? Bebió ella, bella, la sangre del joven lobo.
    Igraine, uf, gozar el licor de tus palabras ardientes, de tus exuberantes escenarios, me deja sedienta. Bsoooo vampírico sin morder muchoooo, lo justo.

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  2. ¿Qué decir de la noche y sus deliciosas criaturas?. Embelesa el aroma a misterio y silencio, se palpa la verdad, la escasa luz ilumina los sentimientos, y la flor de la piel que es un vello erizado, se muestra como el satén de una bandolina.

    En tu caso el deseo vivido por dos enigmáticas criaturas que conviertes en mágicas, y cuya pasión supera las limitaciones de su naturaleza. Ávidos de más sangre y placer nos hemos quedado los que, por la suerte de la tela de araña, hemos llegado a posar nuestros ojos en este deliciosos manjar de sensaciones.

    Un saludo y felicitaciones.

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  3. 3:19 Porque lo que sucede a los hijos de los hombres, y lo que sucede a los otros animales, un mismo suceso es: como mueren los unos, así mueren los otros, y una misma respiración tienen todos; ni tiene más el hombre que otro animal; porque todo es vanidad.
    3:20 Todo va a un mismo lugar; todo es hecho del polvo, y todo volverá al mismo polvo.
    3:21 ¿Quién sabe que el espíritu de los hijos de los hombres sube arriba, y que el espíritu del animal desciende abajo a la tierra?

    4:1 Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del Sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador.
    4:2 Y alabé yo a los olvidados, los que ya murieron, más que a los que respiran y viven todavía.
    4:3 Y tuve por más feliz que unos y otros al que no ha nacido aún, que no ha visto las malas obras que debajo del Sol se hacen.

    5:10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.

    7:1 Mejor es la buena fama que el buen ungüento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento.
    7:2 Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete; porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo pondrá en su corazón.
    7:3 Mejor es el pesar que la risa; porque con la tristeza del rostro se enmendará el corazón.
    7:4 El corazón de los sabios está en la casa del luto; mas el corazón de los insensatos, en la casa en que hay alegría.
    7:5 Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los necios.
    7:6 Porque la risa del necio es como el estrépito de los espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad.

    8:10 Asimismo he visto a los inicuos sepultados con honra; mas los que frecuentaban el lugar santo fueron luego puestos en olvido en la ciudad donde habían actuado con rectitud.
    8:11 Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal. Esto también es vanidad.

    9:5 Los que viven saben que han de morir; pero los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido.
    9:6 También su amor y su odio y su envidia fenecieron ya; y nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del Sol.
    9:9 Goza pues de la vida con quienes amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del Sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas bajo el Sol.

    11:7 Suave ciertamente es la luz, y agradable a los ojos ver el día iluminado por el Sol;
    11:8 pero aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo que los días de las tinieblas serán muchos. Todo cuanto viene es vanidad.

    Libro del Eclesiastés (año 180 antes de Cristo)
    Es decir, hace 2190 vueltas de la Tierra al Sol.


    Posdata: CARPE DIEM, Milady Cubillana...

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  4. Impresionante!!! Eres muy buena.

    Saludos cordiales

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  5. La verdad es que desde que te descubri, gracias a esa mirada, no me llegaran las horas del dia para descubrirte, para aprender de ti,
    qiero darte las gracias por haberme guiado hasta tu universo, quiero disfrutarlo.

    Un calido saludo, Fernando

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