lunes, 18 de enero de 2010

Pero él nunca contaría mis secretos...

Rompí el silencio con un grito ahogado y tapé mis labios con la mano tratando de acallar un alarido que nacía más de mi alma rota que de mi boca…
La desesperación acabó con la poca dignidad que me quedaba en el cuerpo… él se había marchado de mi lado y por un momento la soledad llenó mis rincones y me rasgó la fina membrana que me separaba de la locura… Sabia que aquello era lo que debía hacer… y sabia que dolería tal y como me estaba doliendo, pero no sabía en cuantos pedazos podría romperse mi corazón… ¿Cómo unir los pedazos…?
Tal vez nunca…
Miré la pared en la penumbra… vi una luz atravesar toda ella marcando la sombra de la ventana por la cual llegaba, bañando la habitación con un brillo cegador, su coche marchaba a toda velocidad y yo quedaba rota y en silencio….
Traté de hablar, de decir algo… ninguna palabra salió de mi y en mi garganta traté de encontrar la causa, pero no era ese el motivo… él se había ido… y se llevó consigo mis palabras… se llevó mis te quiero, mis te echo de menos, se llevó mis deseos, mis dulces pensamientos… mis sueños…. Nada había en mi, solo el silencio y el vacío y miles de miedos… la desesperación solo emitía profundos gritos que rompían por dentro todo a su paso… y las lagrimas llegaron como marabunta… salí de allí y sentí el frío de la noche en mi piel, sentía como la lluvia me mojaba poco a poco y me volvía azulada bajo el influjo de la luna que tímidamente asomaba entre las nubes oscuras, que parecían llorar apiadándose de mi… mis lagrimas y las suyas se mezclaron y me sentí acompañada, saboree en mis labios su salado sabor y mi ropa mojada se pegaba a mí haciéndome sentir su abrazo… dios como necesitaba un abrazo… un simple abrazo, un regazo en el que dejarme caer, yacer despreocupada abandonada a aquel llanto infinito con mi lúgubre pena a cuestas y mi dignidad perdida entre suplicas… pero ya solo estaba yo y aquel cielo en el que hasta las estrellas parecían brillar para hacerme sentir que no estaba sola… perdida en mi destino, que antes había sido tan claro…
Ya no veía el final del camino… aun lo sentía tan metido bajo mi piel que ni la lluvia lo arrancaba de mi…
Temblaba… sin darme cuenta, notaba el frío cortante y mi pelo mojado, pegado en pequeños mechones a mi cara, sentí algo helado en mi tez , sin reconocer mis dedos apartar aquellos mechones empapados… acaricié con ellos mis labios y mi ardiente aliento con susurros perdidos en palabras que nunca él oiría… bajé mi mano y acaricié mi rostro, mi cuello y la piel de mi escote, notaba su helada caricia como si un extraño me tocara y caí al suelo rota en mil pedazos, en pleno charco que mojaba mis pies descalzos, mi vestido manchado de tierra, impregnándome de aquel aroma de mi niñez y me sentí bañada en el llanto de la noche, acompañando mi soledad, ahogando mis penas en sus lagrimas… me abracé el cuerpo y por fin dije su nombre…
…él se llevó mis palabras… se llevó mis te quiero, mis te echo de menos, se llevó mis deseos, mis dulces pensamientos… mis sueños…. Pero mi vacío se llenó de sus recuerdos y por un momento mi alma austera encontró la calma que tanto ansiaba, noté mi frío cuerpo como a un extraño… apacigüé mis tempestades y respiré hondo… la lluvia cesó en ese instante… y el viento se llevó las nubes para dejarme ver el universo susurrar mi nombre entre palabras de consuelo…
Entré en casa y dejé en el suelo mi ropa mojada… desnuda caminé por las escaleras hasta la inmensidad de mi desolada cama, me introduje en ella con miedo a sentir mi soledad acrecentar en aquel lugar que aun conservaba su esencia… pero la luna salió y llena como estaba, iluminó mi ventana y reflejada en mi rostro calmó el dolor que me atravesaba… las sabanas parecían losas sobre mí… pero su calor calmó la nada que hasta entonces había afligido mi pecho y notaba en mi cuerpo el peor de los tormentos… su ausencia…
Pero vino el sueño y noté su calido beso… la calma llegó serena entre respiraciones profundas y entonces, solo el silencio que reinaba, fué testigo de mi noche más amarga…
Pero él nunca contaría mis secretos…

1 comentario:

  1. llenar nuestros vacios de recuerdos...mmmm siempre que sean buenos.
    es verdad eso del abrazo ...en ese momento es mas que importante es necesario.

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