miércoles, 12 de marzo de 2014

El secreto de las alas rotas..

Caminé lentamente hasta el final del camino sin mirar lo que me esperaba allí, no necesitaba levantar la mirada para saberme poseedora de una soledad tan abrumadora que el desolador silencio parecia un peso sobre mi pecho que me impedia respirar, oprimiendo mi corazón de tal manera, que cada timido latido era lo unico que de escuchaba de manera atronadora en aquel páramo... Apretar los puños con fuerza solo me habia hecho sentir una ligera punzada de dolor, no lo suficienteme fuerte para sacarme de aquel estado mezcla de estupor e incredulidad. Todo había terminado, todo habia finalizado al fin y en aquella pendenciera soledad encontraba más mi castigo que mi paz. Luces calleron del cielo iluminando la noche y convertiendolo en un resplandeciente dia... pero yo sabía la verdad. En plena luz cegadora, yo seguía presa de la más impenetrable obscuridad. Mis pasos me guiaron hasta el final del camino, en realidad sin saber por qué... tal vez no queria encontrar el final, igual solo queria seguir andando mientras pudiera, mistras mis fuerzas no me abandonaran, mientras aún pudiera sentir el dolor de mis puños cerrados... al menos dolor. Pero entonces topé con algo. Levanté la mirada y ahí estabas tú. Tu mano tomó la mia forzandome a abrir mis puños y viendome perdida en la vorágine de mi interior, tu sonrisa se disipó en tu rostro. Pero ahí seguiste tú, aferrando mi mano y sin palabras tu mirada gritó mi nombre con desesperación. Por un momento temí no poder calmar tanto dolor, por un breve instante me sentí mezquina y vil alegrandome de lo herido de tu corazón y de lo yermo del mio.. Me habria gustado haberte gritado que ya no me importaba nada, que ya no quedaba nada de mí en mi frio y maltrecho corazon. Ya no era capaz de sentir nada, ni el frio que marcaba mi cerulea piel con su aliento, ni el dolor de mis heridas... estaba decidida a sonreir triunfal, había logrado no sentir nada, había conseguido al fin no necesitar ni besos, ni caricias, ni amor... al fin habia llegado el fin y yo habia sobrevivido. Ese gran vacio que llevaba en mi interior me habia llevado al final de aquel camino y sin ningun reproche que hacer, habia logrado acallar las suplicas de mi agonizante corazon. Pero ahí seguías tú en mitad de la noche rota pidiendome que te mirara de verdad, con la misma intensidad con la que me mirabas tú, con insolencia y una pasion desmedida que me turbó... Tú que sentías sin pensar en nada más, tan despreocupadamente como el viento arrasta las flores embriagandolo todo con su aroma, me amabas y ese amor amenazaba con nublarme la razón y los sentidos, haciendome olvidar el fin del camino... temí ser presa del amor, temí arder por dentro y consumirme por completo con tan solo un beso. Solté tu mano en mitad de la noche oscura, esperando ocultarme de ti en la negrura de la noche, envuelta en su sepulcral silencio. Pero tu voz rompió las tinieblas de la noche con mi nombre y tu calido abrazo me envolvió devolviendo el candor a mi piel, haciendo de nuevo latir con fuerza mi corazón... Las luces volvieron a iluminar el cielo, ésta vez llenandolo todo de brillo y color. Había llegado el fin de aquel año tan horrible y ahí estabas tú... en un nuevo comienzo, en un nuevo año con un nuevo sentimiento, haciendome renacer de mis cenizas, enseñandome a amar, enseñandome en los albores de un nuevo comienzo, que el secreto de las alas rotas es seguir caminando...