jueves, 29 de noviembre de 2012

"Este Jueves, un relato" A la luz de una vela... Hallarás tu Destino.

De todas las debilidades que habían esclavizado a los hombres, llevándolos a su propia aniquilación, el amor era la peor… El teniente Nieve miró al horizonte… una nada absoluta se presentaba ante él de una forma tan desoladora y a la vez condenatoria que no pudo evitar emitir un largo suspiro. Presentarse voluntario para aquella misión tal vez no había sido la mejor de las ideas, pero no hacía más que seguir con el plan trazado… Desde que se alistara en la Legión Francesa hacia ya seis meses no había hecho otra cosa salvo intentar morir una y otra vez, sin ningún éxito. Todos allí, el que más o el que menos, huía de algo. Tenía como compañeros a un español loco al que llaman Bestia tan grande como un rinoceronte y aun más potente… Hacía un año que se había alistado huyendo de la cárcel. En el fondo no era mal tío, pero una noche que estaba enfadado con el mundo tuvo una pelea con un pobre diablo que eligió el peor día para tocarle las narices. Lo mandó al hospital, con tan mala suerte de que no llegó a despertar nunca. Su madre le instó a alistarse junto con un amigo suyo y allí estaban los dos. Su amigo, nuestro otro compañero simplemente buscaba la excusa para huir de una realidad tediosa donde sentía que cada segundo que pasaba era un paso más hasta una extinción tan triste y sin sentido como la vida que estaba llevando. -¿Yo?- respondió a la pregunta que todos hacían en aquel lugar de forma casi obligada- Mis razones son aun más tristes y patéticas. Había amado y había perdido a mi amor por la más estúpida de las razones… el orgullo. Mis celos me hicieron ver cosas que no eran ciertas y guiado por la gente di por hecho que todo aquellas barbaridades que me susurraban de la mujer que amaba, no solo la abandoné sino que decidí marchar muy lejos presa del despecho. Sin embargo no llegué muy lejos, pues cuando mi corazón notó que le faltaba comenzó a agonizar. En ese estado, no tardé mucho en entrar en razón y corrí de nuevo a su lado a explicarle lo estúpido que había sido. Pero ella ya se había entregado a otro tratando de olvidar mi desprecio. En cuanto fui a su encuentro, sin mediar palabra la besé y la poseí como nunca lo había hecho… tan solo para demostrar que podía. Al terminar me vestí, castigué con una mirada llena de desprecio y la insulté… Estaba decido a marcharme sin mirar, pero ahogué mis penas en una botella de bourbon y frente al único que me quedaba abrí mi corazón para reconocer que lo tenía teñido por la culpa… Nuevamente había actuado como un estúpido y solo mi mejor amigo, me hizo comprender que si tanto la amaba debía estar por encima de todo eso, olvidar al mundo entero y concentrarme en amar a esa mujer. -Solo un hombre de verdad no teme amar a una mujer… ese es tu destino- dijo Sin embargo cuando corrí nuevamente a su lado ella yacía inerte sobre el lecho que nos había visto temblar de emoción horas antes… en aquella habitación ya solo me quedaba un frío cuerpo al que abrazar. Maté a mi amor y fui tan cobarde que no tuve el valor de matarme allí mismo… por ella… por haber robado su ilusión por vivir… por haber ayudado a la muerte a besar sus carnosos labios que quedaron fríos... ni mis besos devolvieron el candor a sus mejillas, ni mis lagrimas la hicieron despertar de aquel sueño eterno… Durante meses anduve borracho buscando pelea con cualquiera y suplicando que acabaran con mi patética existencia… Pero la gente huía de los tipos como yo. Una mañana desperté con una terrible resaca y con un papel que decía que me había alistado a la legión francesa.. Desde entonces cualquier misión suicida parecía llevar su nombre… Pero tenía la maldita costumbre de sobrevivir y salir airoso de las misiones. Su teniente le solía decir que ni la mismísima muerte quería besar sus labios y comenzó a pensar que era verdad. Incluso cuando en una de las últimas refriegas, todo parecía perdido, conseguí ó la vuelta y lograr escapar sin un solo rasguño. Por desgracia, su teniente no corrió la misma suerte y sus últimas palabras fueron para maldecirle una vez más… Que le dieran su puesto solo hizo acrecentar su leyenda aun más. Aquella había sido una de esas misiones… y sin embargo, ahora parecía el final. Andaba sin rumbo fijo, tratando siempre de dejar el sol a su espalda, viendo su propia sombra en todo momento, más alargada con el paso de las horas. Aun tenía la esperanza de encontrar una salvación que dada las circunstancias parecía del todo imposible. Su camello murió a causas de las heridas de bala que recibió mientras huían, así que llevaba dos días andando sin más compañía que la de los buitres y su fantasmagórica sombra. Un reflejo lejano al tercer día, le hizo comprender que estaba comenzando a perder la cabeza… sin embargo no pudo evitar caminar hacia él. Un par de horas más tarde una tela comenzó a hondear con el viento… anduvo hasta ella convencido de que era el cadáver de algún bandido, pero con la esperanza de que aun tuviera algo que él pudiera aprovechar. Llegó a la tela y vio que lo que brillaba era un cinto de piel cubierto de unos círculos dorados finamente tallados. Giró el cuerpo para desatarlo y entonces la vio… tenía una piel sumamente clara y con unos rasgos demasiados finos para ser los de un muchacho… abrió los ropajes y bajo éstos notó dos turgentes pechos, apoyó la cabeza en su pecho y notó un tenue y extenuado aliento… cuando se apartó de su cuerpo miró de nuevo su rostro y vio brillar de forma exultante en su pétreo rostro unos increíbles ojos color esmeralda… sin más cerró los ojos y volvió a desvanecerse. Estaba viva… Sin dudarlo un instante utilizó su capa y su cuerpo para hacer una tienda de campaña sobre ella y evitar así de que el sol continuara recalentando su cuerpo tiranamente… estaba algo destemplada y lo que era peor, tenía la respiración leve y el pulso muy lento. No entendía que hacia una chica en un lugar como aquel… ni si quiera parecía una de esas chicas nómadas del desierto. Algunas podían ser muy bonitas pero desde luego no tenían aquella tonalidad de piel ni unos ojos tan claros. Había intuido su cuerpo en sus manos y ahora le ardían de recordar el tacto de sus voluptuosos pechos. Tuvo la tentación de volver a tocarlos, tal vez incluso de apartar aquellos ropajes para notar cuan suave era su piel. La idea le hizo sentirse culpable pero es que Incluso el aroma de su sudor, que se concentraba en aquella tienda improvisada le parecía llena de sensualidad, era un olor mezcla entre salado y el dulce regazo de una madre tras amamantar. De pronto recordó a la mujer que una vez amó… llevaba sin tocar a una mujer desde que la sostuvo muerta entre sus brazos y ahora parecía que ella también moriría en ellos. Su mente quedó llena del recuerdo de su amada y sin más desechó toda debilidad animal. Por puro instinto la sostuvo contra su pecho y durante horas la sostuvo con ternura mientras su mente se llenaba de todos esos momentos sublimes que había vivido junto aquella mujer, que se había convertido en el único y recurrente objeto de sus sueños. El tiempo parecía pasar lentamente mientras continuaba sintiendo el latir de su corazón y seguía aspirando el suave aroma de su piel, hasta que llegó el atardecer y decidió salir de la improvisada tienda para estirar las piernas. De pronto, ella despertó. El teniente Alejandro Nieve, sacó el único recuerdo que guardaba de aquella mujer. Tomó el pañuelo bordado con sus iníciales, empapó una esquina en agua y le instó a chuparlo. Sus labios agrietados sorbieron y lamieron de su mano las gotas con avidez. Durante un instante notó sus suaves y delicadas manos aferrar las suyas y su penetrante mirada escrutando su rostro en busca de respuestas… Alejando comenzó a hablar, pero su rostro permanecía impasible ante sus palabras. Comenzó a hacerle preguntas y ella continuaba mirándole sin dar muestras de entender nada. Él conocía algunas palabras en árabe y otras en francés, pero ninguna parecía hacerle reaccionar. Miró su belleza y pensó que podía ser alemana, así que chapurreó algo en alemán pero ella continuaba mirándolo sin pronunciar palabra. La noche cayó como un gélido manto y ella que aun tenía algo de fiebre, pareció encontrar algo de consuelo en el frio de la noche… Las estrellas preñaban el cielo y la luna los iluminaba tenuemente. El teniente Nieve no lograba dormir, se sentía incapaz de dejar de mirarla por si aquella chica que había aparecido ante él como un sueño era en verdad, un mero espejismo… Ella se había apartado el pañuelo de la cabeza y había dejado caer una larga y tupida melena castaña sobre su regazo. Él le acariciaba el cabello y supo por su rostro lleno de paz que había sido una niña querida y que seguramente habría dormido mil veces con la mano de un ser querido acariciando sus suaves cabellos. De pronto el viento comenzó a levantarse. ËL la despertó y le dijo que debían buscar refugio en el montículo de piedra que había dejado atrás cuando había ido en su busca. A ciegas anduvieron por la tormenta hasta que llegaron a las piedras. Buscaron un refugio y encontraron una brecha estrecha en una de las rocas que apenas les llevaba a sus entrañas, incluso tuvieron que dejar fuera sus turbantes y mantos para poder entrar los dos. El ruido era ensordecedor, el viento azotaba el mundo de forma feroz allá fuera. Con aquel infierno desatado fuera, tomaron la decisión de tapiar la entrada lo mejor posible utilizando los pañuelos de la cabeza, conscientes de que la arena los podía sepultar y que nadie jamás les encontraría en aquel desierto, que parecía llamado a ser su tumba. Todo estaba oscuro y él comenzó a inquietarse. Desde que había visto el rostro inerte de su amada era incapaz de permanecer en la completa obscuridad sin temer que ella estuviera a escasos centímetros de él acechándole de alguna manera. No temía el dolor, ni si quiera temía a la muerte… temía que ella nunca hubiese encontrado la paz por su culpa, temía descubrir que por su culpa ella había condenado su alma… él creía en el alma y no le importaba condenarse mil veces al infierno, con tal de salvar la suya… De pronto una luz se encendió entre tanta negrura… una llama pequeña que prendió una mecha y la joven de los ojos verdes acercó la vela a su rostro y sonrió. Él sintió aquella como una señal… cuando más perdido estaba, cuanto más dolor parecía azotar su atormentado espíritu, cuanto más tristeza había encontrado en su corazón… ella había encendido una luz en la obscuridad de su alma y con una simple sonrisa lo había colmado. Alejandro tomó su rostro entre sus manos recias y ásperas, deseó pedir mil disculpas por no ser digno de tocar su hermosa piel… deseó hacerle entender que no era digno ni si quiera de desear aquellos labios… no sabía amar como un hombre… solo sabía luchar, matar y destruir… Dudó, solo fue un instante, pero su titubeo le hizo bajar la mirada… Ella entonces besó sus manos, lo miró fijamente a los ojos y sin más lo besó. Eran besos llenos de ternura e inocencia, sentía sus labios devorar los suyos como una niña pequeña dispondría de una fresa madura y aquello le hizo temblar. No se sentía capaz de destrozar otra bella flor… Entonces la abrazó, lo hizo con una dulzura inconmensurable. Alejandro no necesitaba nada más… no hacía falta palabras ni más gestos que aquel. Sentía que al fin podría morir tranquilo, si aquel era su final, sin duda era más de lo que se merecía. Sin embargo sentía una gran pena al pensar que a ella tampoco podría salvarla… desde luego, solo él merecía un final. La tormenta duró toda la noche y la vela que iluminaba su diminuto cubículo se iba consumiendo con la misma lentitud con la que transcurría el tiempo, de pronto sintieron como un sueño pegajoso y dulce como la miel se iba apoderando de ellos.. -La vela está consumiendo el oxigeno… - dijo en un susurro sin pensar que ella ya no le oia pero que tampoco podía entenderle. Sin más un largo y profundo suspiro apagó la luz…- ya no temo a la obscuridad… no estando a tu lado- susurró antes de desvanecerse. Una tenue luz parecía danzar como la llama de una vela ante sus ojos y sin embargo era todo tan borroso que Alejandro fue incapaz de distinguir de que se trataba… fijó la vista y observó unos labios pronunciar su nombre sin voz. Miró su rostro y reconoció la pétrea mirada de amada muerta… Entonces notó su mano en su rostro y la notó tan cálida que salió de su ensueño. Abrió los ojos y vio sus ojos mirarlo con dulzura. -ojos color esmeralda… -susurró. -Al fin¡¡¡¡- oyó una voz hablarle en un español algo matizado por el acento francés. El teniente Nieve se descubrió bajo el cielo azul de un nuevo día y ante él a un hombre de unos 60 años que con voz afable le daba la bienvenida al mundo de los vivos. Ella se abrazó a él con una sonrisa tan pletórica que pensó que seguía soñando… Se incorporó y vio una avioneta frente a ellos. Alejandro no entendía nada, no sabía que ocurría allí y por qué no habían muerto. Una vez en el avión, en el camino de vuelta, aquel hombre le explicó que era el padre de la joven, también le explicó que ella viajaba en una avioneta que se había estrellado un día antes, por lo visto había salido tan desorientada del avión que había andado sin rumbo, alejándose de los restos e impidiendo a los servicios de rescate que pudieran encontrarla. Que él decidiera volver a aquel lugar había sido realmente como un milagro, pues era donde se había estrellado el avión y donde como medida desesperada habían vuelto… -Si no hubieseis tapado la entrada con vuestras ropas jamás los habríamos visto ondear llamando nuestra atención… gracias a Al-lāh. Ella le sonreía sin decir nada, pero de pronto se volvió a su padre y comenzó a mover las manos, entonces supo que ella hablaba el lenguaje de signos… -No sabía que fuera… creía que era de otro país y no me entendía nada. -Tranquilo, estaba conmocionada… su madre es Sueca, de todos modos no le habría entendido, solo habla árabe y sueco en lenguaje de signos… Ella llamó su atención y le habló de nuevo. Luego señaló a Alejandro y sonrió a la vez que movía la cabeza en modo afirmativo. -¿Qué dice? -Al Hessa lek hessa -¿Qué significa? -El Destino tu destino… -¿Y qué quiere decir eso? -Ella se llama Hessa, quiere decir que ella es el destino fijado para ti… que sabe que es tu destino. Alejandro quedó en silencio… Volvió a perderse en sus ojos y dijo en un susurro apenas audible para el mundo… - Solo un hombre de verdad no teme amar a una mujer… ese es tu destino. Y sonrió feliz… era libre.

viernes, 23 de noviembre de 2012

"Este Jueves un relato" Mi arte paralelo. Muy personal...

Escribir siempre es algo complicado cuando el tema es uno mismo... Aunque también es cierto que en todo lo que escribo no solo pongo toda mi pasión sino también una parte de mí, tal vez incluso un trocito de mi alma… no sé si eso me hace mejor o peor escritora, pero así soy. Sin embargo, al final, la distancia que te permite que sean los personajes que creas los que vivan y opinen por ti, te da licencia para hacer o decir a través de tus marionetas imaginarias, todo aquello que la imaginación permita... sin miedo a atreverme a todo¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Pero hablar de uno mismo siempre suena a pedantería y en parte, aunque haya la disparatada teoría de que todos los escritores lo somos, creo que al final es un tema que odiamos tratar o al menos... escribir sobre ello. Sin embargo par mi éste jueves, a pesar del cariz personal que conlleva el tema, no me preocupa demasiado escribir sobre ello y es porque sé que es una buena forma de conocer a mis compañeros Jueveros y que vosotros me conozcáis a mi... He pensado mucho sobre las cosas que suelo hacer en mi tiempo libre. Todos sabéis que me gusta cocinar (incluida alguna que otra magdalena) y seducir, léase “Aromas de seducción...”, pero lo que algunos puede que no sepan es que me encanta dibujar… y que precisamente por eso, me hice escritora. Mi padre era pintor…. Así que me crié rodeada de arte. Mi padre poseía docenas de libros de literatura y arte, sobretodo libros de pintura de Velázquez, Sorolla y muchos más que yo he heredado y atesoro con mucho amor… Crecí rodeada de mucha creatividad. Cuando era pequeña me pasaba las horas viéndole pintar en lienzos en blanco mundos increíbles, amaneceres imposibles llenos de colores y formas que desconocía que pudieran ser posibles, atardeceres llenos de melancolía, escenas llenas de vida y de pasión colmando y creando en mis noches sueños igual de fantásticos. Por aquel entonces yo también quería ser pintora y mi padre se tomó mi empeño como un gesto tan entrañable que no dudo en cederme un caballete pequeño, toda una gama de oleos y un montón de pinceles… Lo había visto miles de veces… sabía cómo dar cada pincelada y hacia donde darlas para conseguir el efecto deseado, a veces a golpecitos y otras con finas pinceladas arrastradas hasta lograr dar forma a lo que era capaz de imaginar. Sin embargo… el resultado fue toda una decepción para mí. Me sentí muy ofuscada y frustrada. No entendía como podía ser tan mala cuando era capaz de visualizarlo tan perfectamente en mi mente… Mi padre siempre me llamaba impaciente… me decía -hija mía, la capilla Sixtina no se hizo en un día ni si quiera un cuadro se hace en ese tiempo… del mismo modo, no puedes pintar como yo la primera vez que te pones, Triste y afligida, cogí una hoja y comencé a dibujar a lápiz, lo que yo quise plasmar sin ningún acierto en el lienzo… Al terminarlo se lo enseñé a mi padre y éste me dijo. -Hay pintores y pintores… tú no sabrás pintar con oleos, pero dibujas muy bien con lápiz. Aquello me animó y desde entonces comencé a dibujar con lápiz en blocs y cuadernos de dibujo que me padre me regalaba… Así fue como empezó y terminó mi breve carrera de pintora. Y como se me daba mejor describir con palabras que plasmar en un lienzo lo que mi imaginación creaba, empecé mi carrera de escritora… que como veis más que un hobbies se ha convertido en lo que soy. Ahora mismo tengo varios blocs y he realizado varios retratos a amigos. Esos no los puedo enseñar porque los regalé… pero, aquí adjunto un par de los últimos que he hecho a ver que os parece… Sea como sea, es una faceta más que me llena y me satisface y que me permite expresarme libremente… algo muy importante para cualquiera que se considera mínimamente artista. Aunque tengo claro que jamás llegaré a alcanzar al que fue mi padre y mentor, el impulsor de mis inquietudes y al que debo hoy en día, poner alma y corazón en cada una de las cosas que emprendo…

domingo, 18 de noviembre de 2012

Aterrador...

Siempre había temido al bosque de noche, podía observarlo con claridad desde mi ventana y con la obscuridad como marco observaba como sus ramas parecían trasformarse en aterradoras garras dispuestas a atraparme.. Siempre había temido aquel bosque de noche, aunque al final descubrí que había cosas que sin parecerlo eran aún más aterradoras..  Corría el año 1882 de nuestro señor, yo era una joven noble que vivía con sus tíos en una enorme mansión a las afueras de un diminuto pueblo de Inglaterra. Apenas tenía 17 años y sin embargo acompañando a mi tía había viajado por toda Inglaterra e incluso había visitado Londres y su maravillosa ciudad. Sin embargo mi tía era una mujer creyente y muy arraigada en sus costumbres y tradiciones, era tradicional y muy radical en lo concerniente al tema de la moral.  Me había vigilado y controlado hasta el hastío en nuestros viajes y me repetía una y otra vez que la única persona capacitada para elegir un buen marido era ella, pues todos sabían lo descarrilada que había sido mi madre y la mala vida que encontró con mi padre, lo único bueno que remarcaba que había salido de aquella relación era yo y ella se sentía en el deber y la obligación de asegurarme el mejor matrimonio posible que su estatus le permitiera..  Yo estaba agradecida, no me malinterpretéis, pero sentía que el amor que se reflejaba en los libros que devoraba con avidez era algo tan sublime que temía no llegar a sentirlo jamás.. Soñaba despierta con ese amor.. con esa pasión..  Un día mi tía me anunció una visita. Yo acudí al solárium como me había indicado y nada más llegar un caballero de unos 45 años con el pelo canoso y bastante apuesto me recibió. Serví el té tal y como me habían enseñado y mostré toda la cortesía que la impresión me permitió, pues al instante de verlo supe que mi tía ya había elegido.  Cada día llegaba a mi casa y nos sentábamos al sol de la mañana mientras él me preguntaba por mis gustos e intereses y él me contaba sobre sus negocios y viajes por Europa.  Era un hombre ciertamente interesante aunque me resultaba rudo y prácticamente analfabeto. Jamás había leído un libro y se jactaba de ser un excelente cazador y poseedor de la mejor finca de caza de todo el norte de Inglaterra. Yo lo observaba lánguidamente mientras soñaba con alguien distinto que me rescatara de aquel matrimonio con aquel hombre mayor, por muy rico que fuese..  Un día mi tía me aconsejó dar unas clases de piano para sorprender a mi prometido pues por todos era sabido que amaba la música por encima de todas las cosas. Una amiga suya le aconsejó que contratáramos a la misma persona que en su momento le enseñó a él y eso mismo hizo. Aquella misma tarde.. El joven más hermoso del mundo entró por la puerta del gran salón, el corazón se me salía del pecho y sólo podía contener la respiración intentando que no escapara desbocado.. Me senté a su lado en el piano y sus delicadas manos acariciaron las mías y yo me estremecí. Tenía hasta ganas de llorar de lo que todo mi ser sentía y clamaba.. Me había enamorado. Todos los días acudía a mi casa mi prometido por la mañana y era incapaz de concentrarme en sus palabras.. Sólo anhelaba que llegara la tarde y con ella mi amado..  Un día me estaba enseñando una pieza muy difícil de Mozart y al llegar a un punto le dije que no podía tocarlo pues con una mano en cada extremo tenía que pulsar una tecla en el centro y que precisaba pues tres manos.. Él dijo que otro genio de la música había dicho lo mismo pero Mozart tenía un truco para esa pieza y que sólo debía usar la cabeza.. Tras pensarlo un instante volví a tocar la última estrofa y sin más agaché la cabeza y la toqué con la nariz..  -Bravo..- gritó William y tras abrazarme con entusiasmo me besó apasionadamente. Sus besos y sus caricias me hicieron arder como yesca.. Escuchamos pasos y nos detuvimos al instante. Me miró un instante y se marchó..  Me torturé preguntándome que pensaría de mí.. Igual pensaba que era una fresca, que lo hacía con todos.. Cuando en verdad había sido mi primer beso.  Al día siguiente en cuanto estuvimos a solas le expliqué que era amor y no lujuria lo que me había movido a entregarme a sus besos.. Y él me confesó que me había amado desde un primer instante.  Hablamos largo y tendido y nuestras manos se entrelazaban y se unían en un ciclo sin fin.. Sin embargo antes de irse se mostró cabizbajo.. Le pregunté que sucedía y él me dijo que mi matrimonio era en apenas unos días.. El 17 de mayo.. Y que eso le entristecía.  Aquella misma noche hablé con mi tía no sobre mi amado sino sobre la posibilidad de posponer el matrimonio.. Pero mi tía me miró fijamente y me dejó muy claro que ese matrimonio se celebraría..  Desde entonces mi tía comenzó a vigilarme y William empezó a entregarme cartas de amor repletas de pasión y unas palabras tan bellas para describir lo que por mí sentía que sólo podía leerlas una y otra vez hasta memorizar sus palabras e imaginarlo a él repetírmelas..  En su última carta, el día antes de celebrar se el matrimonio, William me propuso fugarnos juntos tal y como había leído en mis novelas y me pareció tan romántico..  Aprovechando la soledad de mi alcoba cuando ya estaba preparada para casarme, tomé una bolsa y me metí en el carruaje saliendo por la otra puerta y corriendo hacía el bosque.. Anduve un largo trecho hasta reunirme con mi amado y una vez allí me llevó a una pequeña ermita. Un párroco nos casó y juntos caminamos por el bosque presa de nuestro propio deseo..  Y allí mismo me poseyó entre el follaje de aquel inmenso bosque..  Abrazada aún a su cuerpo temblaba y me sentía pletórica de amor..  Él comenzó a vestirse y yo lo observé con deleite y total devoción.. Me miró largamente y luego comenzó a hablar..  -Vístete.. Voy a llevarte a tu casa.  -a mi casa? que ocurre William..? He hecho algo mal?  - eres mucho más ingenua de lo que creía.. Ni ese cura era real.. Ni estamos casados.. Ni yo te amo..- dijo sin mirarme a los ojos.  -que? Esto es alguna especie de broma?- dije notando como las lágrimas empezaban a empañar mi visión.  -todo esto tiene que ver no contigo sino con Sir Leopold tu futuro marido.. Él una vez mancilló mi buen nombre acostándose con una mujer que él sabía que yo cortejaba y amaba y eso mismo acabo hacer yo..  - sólo era una venganza?  - ya tiene una carta en su poder donde le explico todo esto.. Puedes ir y casarte con él antes de que la lea y que no se atreva a montar el escándalo o bien dejar que esto estalle y así ahorrarte un matrimonio que no deseas.. En parte te he hecho un favor..  -nunca me has querido?  -nunca.. -Dijo mirándome a los ojos.  Junto a la bota que aún no se había puesto había una pequeña navaja.. La tomé y corrí.. Corrí y corrí hacía la mesura del bosque mientras las lágrimas empapaban mi vestido de novia.. Me detuve cuando ya mi pecho ardía y tomé de mi bolso el legajo con todas sus cartas de amor atadas con un lazo rojo, corté con la navaja el lazo y una vez libres las rompí en mil pedazo mientras las lágrimas me anegaban.. Sólo era mentiras.. Mentiras. Tomé de nuevo la navaja y sin dudarlo corté mis muñecas.. Sólo tardé unos minutos en morir.  Siempre me había dado miedo aquel bosque.. Sin embargo ahora era mi hogar.. Allí mismo vi morir a William en pleno duelo con Leopold.. Desde mi bosque vi partir el ataúd con mi tía.. Y en él fui testigo del paso de los siglos.. Y ya no sólo no lo veo aterrador.. Sino que he encontrado algo más aterrador a lo largo de los siglos y es que el mundo está lleno de Williams traicioneros y de Igraines que aún mueren por amor..

lunes, 12 de noviembre de 2012

La Humanidad de lo divino...


Había oído su nombre mil veces de boca del resto de los mortales.. Sabía quién era y la devoción que los hombres le profesaban.. Aunque había sido criada como una no creyente y jamás había rezado.. Ni cuando el miedo o la adversidad se cebaron con mi madre y conmigo..
Sin embargo allí estaba yo, en el Olimpo ante los dioses y lo único que podía pensar era en que no hallaba grandes diferencias entre ellos y las personas a las que había conocido.
Zeus me miró fijamente y habló mientras los truenos resonaban amenazantes..
Pero yo lo había perdido todo, ya no me quedaba nada.. Por lo que no temía a nada.
Todos acordaron hablar con los dioses para pedirles que nos dejaran tener el control sobre nuestro propio destino, pero ninguno se había atrevido..
Yo era virgen y sabía que mi sangre vertida en el templo de Atenea me permitiría ser escuchada.. Aunque a cambio debiera entregar mi vida.
Llevada ante los dioses expuse el deseo de la humanidad y sólo el Rey de los dioses habló..
Eres sin duda una humana valiente.. Y bella. Reconozco en ti vestigios de toda una nueva raza.. Tú eres hija de los dioses.
-Os equivocáis y en todo caso me niego..- yo no creo en los dioses y aún menos soy hija de uno de ellos..
-Todos nuestros hijos son valientes, osados y bendecidos con un poder que no tendría ningún humano.. Tú eres una de ellos¡
- una nueva raza?- susurré.. Los observé largamente y entonces algo dentro de mi se rompió y pude ver más allá de la apariencia humana.. Ante mi se hallaban unos seres de aspecto extraño e incluso todo a su alrededor parecía adelantado a nuestro tiempo..
Tuve entonces una visión del futuro.. De un futuro tan lejano en el que el poder del rayo era utilizado para encender objetos de metal con luces y sonidos.. Los hombres vivían en casas perfectas y la tranquilidad y el bienestar había convertido a la raza humana en sus propios dioses donde algunos curaban con sus manos y otros creaban de la nada..
-donde estaréis vosotros en ese futuro?- pregunté tratando de asimilar lo visto
-los hombres no necesitarán siempre unos dioses en los que apoyarse para seguir adelante.. Vosotros sois nuestros hijos en más de un sentido.. Creamos a tú madre pero tú además eres también como nosotros..
-soy una semidiosa.. Ahora soy divina?
-hija mía.. En éste caso, tu humanidad es lo que te hace divina..

sábado, 10 de noviembre de 2012

Matando hadas...

Con una torpeza que no había conocido jamás trataba en vano de tapar mi desnudez con aquel minúsculo vestido.. casi no fui consciente de que las lágrimas empapaban mis mejillas hasta que resbalaron hasta mis manos y extrañada las acerqué a mi rostro.. Jamás había llorado. Un pellizco se agarró a mi pecho, no era algo físico, ni sí quiera era capaz de averiguar de donde provenía tanto dolor y opresión y entonces supe que aquello era un llanto.. Incontrolable.. Nefasto.. Demoledor..
Busqué tu mirada y no la encontré.. Sólo había oscuridad y frío en aquel lugar.. Lejos quedó la noche de las luciérnagas..
El recuerdo de tu mirada me volvió a hacer sentir dolor y la calidez de tus caricias se volvieron frías dagas marcando mi piel..
Esperé a que el amanecer hiciera recobrar el calor a mi cuerpo y cuando su luz bañó mi piel me sentí bien momentáneamente.. Recordé la primera vez que te vi asomado a mi lago en mitad de la madrugada y jugué con tu reflejo mientras tú te marchabas.. Todos sabíamos que existían aquellas leyes por una buena razón.. Todos conocíamos las historias de otros seres engañados por los hombres.. Cuantas sirenas convertidas en espuma por un falso amor.. Cuanto seres mancillados por un simple reflejo.. Pero yo sólo era un hada de la noche.. Que sabía yo del amor de los mortales?
Siempre supe de sus maldades y siempre fui crítica y despiadada con sus defectos.. Pero tú venías cada noche a mi lago y hablabas con tu reflejo.. Le hablabas de amor.. De sueños.. De anhelos.. De vida y de muerte y sentí que eras diferente..
Cada noche me bañaba a la luz de la luna y cada noche tu llegada me interrumpía y me hacía observaste largamente preguntándome a que sabrían tus besos..
Una noche estabas dispuesto a lo que yo creía besar tu reflejo y yo que aguardaba bajo el agua sólo tuve que dejar que te sumergieras en las frías aguas para recibir de ti aquel beso que lo cambió todo..
Salimos a la superficie y tú quedaste embelesado con lo que denominaste como una belleza sobrenatural.. Mi reluciente piel de luna y mis claros ojos verdes como el bosque que me cobijaba cada noche.. Te embrujaron y sólo podías deseas besar mis labios y mi tocar mi piel.
-soy un hada de la noche.. Cuido de los sueños y los seres que viven de noche.. Me alimento de luz de luna y soy hija del Dios del sueño y la fantasía..
-yo.. Creo que te amo.. Eres todo cuanto siempre he deseado.. Siempre supe que había en el mundo mucho más.. Era consciente de toda la magia.. De todo ese mundo.. Llevame contigo.. Te he estado esperando toda mi vida..- y tus labios rozaban los míos con urgencia y con una deliciosa pasión que jamás había sido capaz de imaginar..
-un humano no puede vivir en mi mundo.. Pero si tu amor es verdadero.. Yo podría vivir en el tuyo.. A tu lado.. Por siempre..
-renunciarías a tu mundo por mí..?
-renunciaría a mi inmortalidad por ti.. Renunciaría a todo por ti..
La pasión nos cegó a orillas de aquel lago que me vio nacer.. Y entre sus brazos perdí mi inmortalidad.. Perdí mi inocencia y la capacidad de ver la belleza de todo lo que me rodeaba.. Ya no podía ver la magia.. Ni sí quiera podía oír a mis hermanas.. En mitad de la noche desperté sola y arreciada por el cortante frío de la noche. Tú no estabas.
Con el sol iluminando mi camino, pues ya no podía ver luz en la obscuridad, marché en tu búsqueda.
La gente me gritaba, los hombres me miraban de forma repulsíva y la violencia se cebó conmigo.. Dando tumbos en un mundo de odio y crueldad llegué al lugar donde había un dibujo como en tu ropa y ahí estabas tú.. Llevabas comida a unas personas.. Me viste y me agarraste con fuerza del brazo sacándome del restaurante y llevándome a un callejón cercano.
-como me has encontrado?
-por el dibujo.. Desperté y tú no estabas allí..
-lo siento.. Pero no puedo..
-no puedes que? Yo lo he dejado todo por ti..
-verás.. Eras tan hermosa.. Eras tan inalcanzable.. que buff necesitaba poseerte.. Y fue increíble pero entonces..
-entonces que?
-entonces te volviste normal.. A ver eres guapa y eso.. Pero ya no eras ese ser mágico que.. Ya no.. Me hiciste sentir.. Especial
-me dejaste de querer?.. Eso no pasa.. Con el amor verdadero..
-oye puedes volver a tu charca y volver a ser lo que eras antes.. No?
-no.. Ya no puedo volver a ser lo que era.. No sin..
-lo siento, en serio.. Pero las cosas han cambiado y bueno.. Yo.. No estoy en ese punto de querer tener una relación estable y menos que dure para siempre.. Entiende lo.. A ver que podemos ser amigos y tal y tomarnos alguna copa y no te digo que si se encarta.. Pues podríamos liarnos y eso.. que me dices?
-sabes por qué las sirenas se volvían espuma de mar y brisa y agua??- él me miraba como a una loca- porque ellas no eran el hada de la noche y no conocían como yo la obscuridad..- y sacando un cuchillo que había robado lo clavé en su pecho y saqué su corazón..
Aún palpitaba de mi mano cuando me encontró la policía.. Me encerraron.. Pero yo no dejaba de sonreír.. Al llegar la noche la luna me bañó con su luz y me escondí en la obscuridad.. Cuando volví a mi adorado lago con mi amado padre éste me esperaba consternado.. Todo había cambiado..
-lo siento hija mía.. -dijo con voz temblorosa- El hada de la noche que una vez hubo en ti ha muerto.. Ahora eres tan solo un ser obscuro.. Ahora eres más una pesadilla que un sueño.. Eres eso que todos temen encontrar en la obscuridad..
-no te preocupes padre.. -dije incapaz de sentir pena por la muerte de lo que una vez fui- Será divertido cazar a quién ande matando hadas.. Será divertido..
Y una sonrisa malévola se dibujó en mis labios.. Y me hizo sentir más poderosa y hermosa aún de lo que jamás me había sentido en brazos del que una vez creí mi verdadero amor..
Así que cuidado a quién intentáis seducir..